Si eres de los que piensa que el Imperio Barbie ha muerto, bienvenido. Aquí encontrarás lo necesario para cerciorarte de que la tendencia la marcas tú.

martes, 5 de mayo de 2009

Diez grados son suficientes para enseñar cacho

Veinte minutos sobrepasan las dos de la tarde del jueves. Son días de fiesta. Una servidora y dos de sus colegas de LO MUST se dirigen por la A4 a la pequeña localidad jiennense de Huelma, un destino improbable cualquier otro fin de semana. Pero esos días son de todo menos normales allí. En menos de veinticuatro horas darán, oficialmente, comienzo las fiestas patronales de un pueblo cuya feria sólo se asemeja a la de Abril en la fecha que se le ha asignado en el calendario. “Estáis locos”, nos dice Juani que, entre otras, tiene la desagradable responsabilidad de conducirnos a nuestro futuro alojamiento. Nos cuesta entenderla, la sucesión de curvas con las ventanillas abiertas hace que se escuche poco más que los golpes procedentes del maletero gracias a tres bultos repletos de shorts.

Las publicaciones especializadas y las tiendas hit del momento coinciden en que, en cualquiera de sus variantes, el pantaloncito corto será, junto con el mono, la prenda más vista de junio a septiembre. “Bueno, si van hablar, que sea con motivo” afirma soberbio el autor de Deco, que está dispuesto a unirse a sus compañeras en su experimento de enseñar muslo a primeros de mayo en una localidad de sobrepasa con poco los seis mil habitantes. Cuatro horas de viaje dan para cerciorarse de que la temperatura no va a acompañar especialmente. Las maletas se someten a examen con la esperanza de que alguno haya hecho gala de sentido común y encuentre, como por arte de magia, un par de medias. No es así. Habrá que mostrar cacho.

La fiesta comienza el viernes tras la sobremesa, hora a la que seis de las catorce piernas que sustentan LO MUST ya habían sido sometidas a los tratamientos estéticos de rigor para recibir la luz después del largo invierno. Tras cinco minutos de estupor, tanto la creadora de Escapadas como la de This is Fashion coinciden en que sus mini jeans van a pasar desapercibidos ante la espectacularidad que le otorgaban unos calcetines colegiales a la bermuda magenta de H&M que presidía el atuendo de su homólogo masculino. De esa guisa, aparecemos en una de las casetas del ferial donde nos esperaban un grupo de amigas aún con el chándal puesto tras haber disputado un partido de fútbol.

- Yo ya sabía lo que llevabas.
- ¿Cómo?
- Me lo ha dicho mi madre, que se lo ha dicho la vecina, que te ha visto esta mañana.

La tarde discurre en la caseta del Aquaryo, parada obligatoria de la fiesta local. La vergüenza inicial por las miradas ajenas va desapareciendo a medida que pasan las horas, caen los primeros gin tonics y los festejantes bailan obsesivamente el Bora Bora. “Vaya pintas”, bromeamos. Acaba de entrar una chica en patines, la noche promete.

El tercer gin tonic debería acompañarse con algo de comer, pero tanto los doce grados de la noche como el incesante viento ayudan a que todo el mundo parezca más despejado de lo que realmente está. Al cuarto, sin más vacilación, nos vamos a la terraza de Casa Clótido a llenar el estómago. Allí hace, entre otras, su aparición Juani, con un sombrero blanco al más puro estilo de El Padrino. “Soy el patriarca”, dice riéndose. La noche promete mucho más.

Ya es sábado y una servidora no se encuentra entre los afortunados asistentes a la fiesta en honor de la Virgen de la Fuensanta. Pero no puedo negar una sonrisa cuando, a medianoche, leo un mensaje de texto de mi compañera de andanzas: “Hemos marcado tendencia, hoy todo el mundo va en pantalón corto”. Quizá no fuera ese un objetivo probable en un día en que el lujo de los vestidos que se dejaban ver por la capital andaluza tenía asignado más de una página en el interior de casi todas las revistas. Quizá no hubiera objetivo alguno. La tendencia seguirá siendo una cosa de pasarela; nosotros ya hemos cumplido. Respondo: “El año que viene, más y mejor”.










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