El regreso de Jil Sander

Uniqlo ha conseguido el milagro. A sus 65 años, la mítica diseñadora alemana retoma la aguja. Y no lo hace como cabeza pensante de la firma que lleva su nombre, sino para asumir las tareas creativas de las colecciones masculina y femenina del gigante nipón.


"Mi pasión siempre ha sido la calidad y la pureza. Ahora espero con impaciencia establecer un nuevo valor en el mundo", declaraba Sander durante uns conferencia de prensa celebrada hace unos días en el hotel Four Seasons de Tokio. Tras cinco años de un parón creativo pseudovoluntario, la mítica diseñadora alemana confía en que su alianza con la marca japonesa le permita volver a las líneas más sobrias y minimalistas de sus comienzos.


Visiblemente contenta, la diseñadora afirmó que el reto de esta nueva etapa (inglés) consistirá en ofrecer la mayor calidad en diseños para una de las empresas del sector con mayores posibilidades de expansión. Con suscursales en Japón, China, EE.UU. y Francia, Uniqlo (inglés) aspira a convertirse en un potencial competidor de la empresa sueca H&M.

Jil Sander ya había abandonado el mundo de la moda en anteriores ocasiones, pero nunca por un período tan largo. En 1999, vendió el 75% de las participaciones de su empresa al grupo Prada, sin imaginar las desavenencias que esta relación iba a reportarle. Tras seis meses de trabajo conjunto, el icono de la moda alemana amenazó con decír adiós por diferencias con el entonces director de la firma italiana, Patrizio Bertelli.


Sin embargo, la jugada le salió todo lo bien que podía esperar. En vistas de que la etiqueta Jil Sander no podía funcionar sin ella (inglés), y después de tres años de sonados encontronazos, Bertelli optó por quitarse de en medio. De ahí la perplejidad cuando Sander anunciaba su retirada de la alta costura en 2004, dejando a Raf Simons como creativo de su firma.


Con este nuevo equipo, la diseñadora elaborará patrones propios de la hot couture en materiales más asequibles. Se estima que la primera de las colecciones firmadas por Sander salga a las pasarelas y los mercados en otoño/invierno de este mismo año.

Flashback a los 80

No se libra ni San Dior. El estilo ochentero es como una fiebre contagiosa que escala al ritmo de grado farenheit por segundo. Adiós a las fronteras entre heavys y yuppies. Absténganse hombreras, laca y cardados a prueba de balas. LO MUST te mira a los pies.

Señoras y señores, están en lo cierto. El look Fama ha hecho daño, y mucho. Si la semana de la moda de NY vaticinó que el blazer de hombros imposibles cubriría a todo bicho viviente esta temporada, la tendencia urbana corrobora que los utopistas del fashionismo de hace treinta años están de enhorabuena. El tándem comodidad+extroversión parece ser la baza de las casas deportivas para sus llamativas colecciones de calzado. La personalización, el secreto mejor guardado.

Desde el fenómeno Converse no se veía nada parecido. Las sugerentes pantunflas pueblan las calles desde Sydney hasta Madrid. Reebook fue la pionera en lanzarlas y no hizo falta mucho más para dar rienda suelta a una hecatombe que no ha dejado indiferente prácticamente a ninguna firma. La voraz competencia da como resultado unos modelos más originales, versátiles y excesivamente luminiscentes.

¿Significa esto que la moda está condenada a repetirse cada veinte años? Responder sigue siendo complicado. No en vano, hay un elevado número de personas que visten sus pies cada mañana con modelos similares a aquellos que poblaban los colegios de su tierna infancia. Menos desgastados y más caros, eso sí. De cualquier forma, este revival de color y exceso -que parece atentar contra el buen gusto de algunos y es la delicia de otros- no es más que una apología de la diversidad y el buen rollo. Si esa es la base, que dure, y mucho.

LBD o las siglas del éxito

Algunos lo llaman la clave del éxito, otros un básico atemporal. En cualquier caso, el llitle black dress no pasa de moda. LO MUST te acerca a las posibilidades de esta pieza fundamental que celebra su 82 aniversario. Little black dress, el fondo de armario que siempre es tendencia.

1926. Coco Chanel tiene en su mano el boceto que contiene las líneas maestras del chic sin fecha caduca. La lógica es simple: el color negro adelgaza, es elegante y formal. Si se aplica a un vestido corto produce la ilusión óptica del alargamiento de piernas. Cuarenta minutos de cocción y listo para servir. Bienvenidos al universo LBD.

A pesar de su clasicismo, no hay modisto que no se devane los sesos para dar un toque original a este diseño apropiado para cualquier edad y ocasión, funerales inclusive. Con 82 años a su espalda, el vestidito negro sigue poblando las pasarelas internacionales y es una constante de los almacenes de prêt-a-porter. Abullonado o sin mangas, bordado, con efecto wonderbra o vocación de uniforme, las combinaciones del LBD son ilimitadas. LO MUST propone:

LADY CHIC

No dudes en combinarlo con botas de agua y un trench en tono camel. Un look perfecto para la mañana.

TECHNO SEXY

Vinilo, charol y lentejuelas serán tus aliados en las reuniones nocturnas. Obligado el uso de tacones.

Little Black Dress, ¿a qué esperas para hacerte con uno?

Kelly´s back

¿Quién dice que los cincuenta han muerto? Como si de la mismísima reina del pop se tratase, la Kelly bag, el emblemático bolso de Hermès, se reinventa con cada cumpleaños. Y lo hace con todas las de la ley, adquiriendo un toque neochic que lo convierte en un artículo de deseo de la más rabiosa actualidad.

La premisa de la marca del carruaje es la personalización. Un Kelly para cada una, a su gusto y medida. Sólo para ella; suena bien, ¿no? Hay que decir que detrás de esta utopía del handbag se esconde la mano (no tan) negra de las multinacionales de prêt-a-porter y sus conflictos del tipo "puede que este boceto sea tuyo, pero te juro que pensé que era de mis mejores ideas". En cualquier caso, ya tengas el original, la versión XXL de Zara o la variante del mercadillo de turno, la apuesta es segura. Lo mismo da si llevas unas Converse, unos Jimmy Choo o te acabas de levantar y estás desayunando en calcetines y pijama de franela: es el momento de lucirlo.

El encanto de la Kelly bag (inglés) es inalterable. Es un must con nombre propio, que ha sobrevivido tanto a la archiconocida portada de Life que lo lanzó a la fama como al mal uso que de él hacen cierta heredera de imperios hoteleros y sus secuaces. Su sencillez y elegancia innatas son incorruptibles; por más estampados que prueben, por más que se reinvente. Porque es ahí, en la sencillez, donde radica su esencia. Y, ya se sabe, menos es más. Vuelve cuando quieras, Grace.