Flashback a los 80

No se libra ni San Dior. El estilo ochentero es como una fiebre contagiosa que escala al ritmo de grado farenheit por segundo. Adiós a las fronteras entre heavys y yuppies. Absténganse hombreras, laca y cardados a prueba de balas. LO MUST te mira a los pies.

Señoras y señores, están en lo cierto. El look Fama ha hecho daño, y mucho. Si la semana de la moda de NY vaticinó que el blazer de hombros imposibles cubriría a todo bicho viviente esta temporada, la tendencia urbana corrobora que los utopistas del fashionismo de hace treinta años están de enhorabuena. El tándem comodidad+extroversión parece ser la baza de las casas deportivas para sus llamativas colecciones de calzado. La personalización, el secreto mejor guardado.

Desde el fenómeno Converse no se veía nada parecido. Las sugerentes pantunflas pueblan las calles desde Sydney hasta Madrid. Reebook fue la pionera en lanzarlas y no hizo falta mucho más para dar rienda suelta a una hecatombe que no ha dejado indiferente prácticamente a ninguna firma. La voraz competencia da como resultado unos modelos más originales, versátiles y excesivamente luminiscentes.

¿Significa esto que la moda está condenada a repetirse cada veinte años? Responder sigue siendo complicado. No en vano, hay un elevado número de personas que visten sus pies cada mañana con modelos similares a aquellos que poblaban los colegios de su tierna infancia. Menos desgastados y más caros, eso sí. De cualquier forma, este revival de color y exceso -que parece atentar contra el buen gusto de algunos y es la delicia de otros- no es más que una apología de la diversidad y el buen rollo. Si esa es la base, que dure, y mucho.